Artículo original
Vayá Fernández-Ladreda, A. De la Cruz Vigo, S. Diagnóstico radiográfico de los caninos maxilares incluidos. Comparación entre dos y tres dimensiones. 2020; 17; 1; 7-14
Diagnóstico radiográfico de los caninos maxilares incluidos. Comparación entre dos y tres dimensiones
Introducción: La inclusión de caninos tiene una alta incidencia y plantea varias complicaciones clínicas, siendo de vital importancia el diagnóstico precoz y exacto para minimizar los riesgos y complicaciones derivadas. El objetivo de este trabajo es analizar, utilizando como referencia las líneas planteadas por Alqerban, la efectividad de las dos dimensiones en el diagnóstico volumétrico de la inclusión de los caninos maxilares.
Métodos: Seleccionamos 27 pacientes con 36 caninos maxilares incluidos que se realizaron estudio de ortodoncia con ortopantomografía y tomografía computarizada de haz cónico (Cone Beam Computed Tomography, CBCT) del maxilar en la Clínica Universitaria de la Universidad Europea. Se trazaron tres líneas de referencia basándose en la distancia de la cúspide del canino al plano oclusal (L1), a la línea media (L2) y a su lugar ideal de erupción (L3), tanto en la ortopantomografía como en el CBCT. Como valores de referencia ideales seleccionamos un grupo control de 36 caninos maxilares erupcionados.
Resultados: Se compararon los resultados en dos y tres dimensiones mediante la prueba T de Student, tras comprobar su distribución normal mediante la prueba de contraste de Anderson-Darling. No se obtuvo significación estadística (p>0.05) para ninguna de las variables estudiadas.
Conclusiones: El uso del CBCT es vital para asegurar un buen diagnóstico en cuanto a la posición del canino y su relación con estructuras adyacentes y así establecer un plan de tratamiento adecuado. Aun así, la ortopantomografía aporta información suficiente para la planificación inicial.
Introduction: Impacted canines have a high incidence and pose several clinical complications, with early and exact diagnosis being of vital importance to minimise the risks and derived complications. The objective of this study is to analyse the effectiveness of the two dimensions in the volumetric diagnosis of impacted maxillary canines, using the lines proposed by Alqerban as a reference.
Methods: We selected 27 patients with 36 maxillary canines who underwent an orthodontic study with orthopantomography and cone beam computed tomography (CBCT) of the maxilla at the Madrid European University Dental Clinic. Three reference lines were drawn based on the distance from the cusp of the canine to the occlusal plane (L1), to the midline (L2) and to its ideal eruption site (L3), both in the orthopantomography and in the CBCT. As ideal reference values, we selected a control group of 36 erupted maxillary canines.
Results: The results were compared in 2 and 3 dimensions using the Student’s t-test, after verifying their normal distribution using the Anderson-Darling test. Statistical significance (p > 0.05) was not obtained for any of the variables studied.
Conclusions: The use of CBCT is vital to ensure a good diagnosis for the position of the canine and its relationship with adjacent structures, thus establishing an adequate treatment plan. However, orthopantomography provides enough information for initial planning.
Los caninos son de vital importancia en la estética facial y oral, así como en la funcionalidad y desarrollo de la oclusión. Desde Andrews1 y sus seis llaves de la oclusión hasta los últimos artículos de Clark2 hacen referencia a la importancia del canino en oclusión. No cabe duda de que, en el esquema de la oclusión ideal propuesta por la naturaleza, el canino es uno de los pilares. Si este pilar está en una posición aberrante, puede provocar alteraciones en todo el sistema oclusal. El canino maxilar, por su anatomía, guía los movimientos mandibulares y soporta las fuerzas de oclusión, con una corona grande respecto al tamaño del mismo diente mandibular, siendo el diente con mayor estabilidad; sus raíces son las más largas y anchas, por eso son dientes con un anclaje firme en el hueso alveolar. Clínicamente, los caninos son los dientes que se deberían perder en último lugar. Por su localización estratégica en la boca son las ‘piedras angulares’ de las arcadas3. El canino maxilar es el diente permanente con mayor recorrido eruptivo. Inicia su formación con una inclinación hacia mesial y un rápido crecimiento, para reducir la velocidad de formación a medida que se va enderezando o incluso llegando a inclinarse ligeramente hacia distal4. Este cambio de velocidad e inclinación corresponde con el contacto del canino con la zona distal del incisivo lateral, a los 9 años aproximadamente. De ahí el importante papel que juega el incisivo lateral superior en la erupción del canino. La prevalencia e incidencia de la inclusión de un canino maxilar está ampliamente descrita en la literatura. Los primeros artículos que encontramos al respecto son los de Cramer5 en 1929 y de Mead6 en 1930, en los que tras seleccionar una muestra de pacientes varones blancos americanos, describen una incidencia del 1,4% y 1,57%, respectivamente. Otros autores amplían y modifican la muestra obteniendo prevalencias de inclusión del 0,92% según Dachi7, un 1,8% según Thilander y Jakobsson8, un 2,2% según Thilander y Myberg9, un 3,61% según Aitasalo10 y un 2,8% según Ericson y Kurol4, 11-13.
En cuanto a la posición interarcada, la clasificación de inclusión hace referencia a caninos maxilares incluidos por
palatino o vestibular. Según dicha clasificación Jacoby14 encuentra que el 92,31% (lo que supone una ratio de 12:1) de los pacientes presentan una inclusión por palatino y posteriormente, ampliando la muestra, obtiene una ratio de 6,6:1 palatino versus vestibular. Otros autores, como Gaulis y Joho15, obtienen una ratio menor de 2:1. El consenso internacional se obtiene con una ratio de 3:1. La clasificación actual, planteada por autores como Stivaros y Mandall16, reducen el porcentaje de inclusiones por palatino al 61%, mientras que las inclusiones por vestibular aparecerían en el 5% de los pacientes. Para estos autores, el 34% de caninos estarían posicionados en un punto intermedio en el arco. Para Rimes y cols.,17, el índice de caninos incluidos por palatino sería del 44% mientras que el de caninos desplazados por vestibular sería del 38%. En cambio, Syrynska18 obtiene que el 60,3% de caninos se encontraban por palatino, un 20,6% por vestibular, mientras que un 19,2% estaba en una posición media en el alveolo. Respecto a la distribución por sexos, la literatura describe una inclusión mayor en mujeres, para Dachi7 es del 78,57%, Gashi19 el 77,10%, Bishara20 plantea una ratio de 2:1 de inclusiones de canino maxilar de mujeres versus hombres, dato que confimr a Cooke21. Si hablamos de bilateralidad, el 8% de los pacientes presentan una inclusión bilateral según Dachi7, Bishara20, Manne22 y Yadav23. Shirazi24 no encuentra una asociación en el género a la inclusión uni o bilateral de los caninos maxilares incluidos. La mayoría de los autores relacionan la inclusión por palatino con la raza caucásica al 5,9%, mientras que la inclusión por vestibular se asocia a raza asiática al 1,7%25-27. La
ratio de inclusión de pacientes caucásicos versus africanos
o asiáticos es de 2:1 según Peck y Peck28. Los factores etiológicos asociados a la inclusión de los caninos
se observan en la Tabla 1.
Se seleccionaron un total de 148 pacientes (76 hombres y 72 mujeres), que presentaban uno o ambos caninos maxilares incluidos y que se habían realizado un estudio ortodóncico en el Máster de Ortodoncia de la Clínica Universitaria entre los años 2009 y 2016. Se siguieron los criterios de inclusión: pacientes con caninos superiores incluidos -uni o bilateral-; mayores de 10 años de cualquier sexo; con una CBCT del maxilar y ortopantomografía de diagnóstico. Se excluyeron: pacientes con tratamiento de ortodoncia previo finalizado; pacientes con agenesia o ausencia de uno o ambos caninos superiores; agenesia o ausencia de uno o ambos incisivos centrales superiores; y/o agenesia o ausencia de uno o ambos primeros premolares superiores; pacientes sindrómicos o con complicaciones médicas, incluyendo alteraciones metabólicas
y/o endocrinas relacionadas con alteraciones en la erupción. Tras aplicar los criterios de inclusión y exclusión, se seleccionó una muestra de 28 pacientes, con 36 caninos maxilares incluidos, que fueron analizados en el siguiente estudio. A continuación, se analizaron los CBCT y ortopantomografía realizadas durante el estudio de ortodoncia y se creó un nuevo trazado cefalométrico utilizando el software de Nemotec 3D y con único investigador. En dicho análisis se crearon y seleccionaron una serie de puntos dentales y esqueléticos de referencia, tanto en la ortopantomografía como en el CBCT, sobre los que se trazaron unos planos y ejes de medida basándonos en el método de Alqerban29>/sup>. Sobre estos puntos, planos y ejes se realizaron tres medidas lineales: distancia de la cúspide del canino al plano oclusal (L1), distancia de la cúspide del canino a la línea media (L2) y distancia de la cúspide del canino a su lugar ideal de erupción (L3), tal y como se describe en las figuras 1-3 para ambos métodos diagnósticos. Para el análisis de los datos obtenidos, se realizó el análisis descriptivo de las variables L1, L2 y L3 en dos y tres dimensiones mediante la media, desviación estándar e intervalos de confianza. A partir de estos datos y aplicando la prueba de contraste de normalidad de Anderson-Darling, se observa la distribución normal de la muestra. Mediante la prueba de la T de Student de diferencia de medias se compararon los resultados de los métodos radiográficos en dos y tres dimensiones
Los resultados obtenidos en el análisis estadístico para la mediana, la p y el intervalo de confianza se resumen en milímetros en la Tabla 2. Como se observa en la Tabla 3, no se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas a un valor de p<0,05 para ninguna de las tres variables estudiadas (L1, L2 y L3). Al analizar las tres variables se obtiene que de ellas L1 presentaba menos desviación entre 2D y 3D, con unos valores similares entre 2D y 3D. Por otro lado, L2 tendía a sobreestimar los valores obtenidos en 2D, considerando las medidas realizadas en 3D como las “reales o gold standard”. Si analizamos la variable L3, se aprecia como los valores en 2D tienden a subestimar los valores obtenidos en 3D. La diferencia de variables impide obtener una fórmula matemática para calcular el grado de desviación de dichas mediciones para cualquiera de las variables.
La inclusión de un diente es una condición patológica definida por el fracaso eruptivo del mismo en la cavidad oral dentro del tiempo y condiciones consideradas normales para la erupción, basándonos en métodos clínicos y radiográficos de diagnóstico. Este método radiográfico de diagnóstico inicial de elección sería la ortopantomografía. Sin embargo, la radiografía panorámica no siempre nos aporta toda la información necesaria para el correcto diagnóstico y planificación del caso. Según Ericson y Kurol, la radiografía panorámica no es suficiente para la detección de dientes incluidos30. Dichos autores concluyeron que eran necesarios métodos radiográficos de diagnóstico adicionales. Si hablamos de la prevalencia, en el presente estudio, con una muestra de 28 pacientes, 11 eran hombres (39,29%) y 17 mujeres (60,71%). Esto nos aporta un mayor número de pacientes incluidos en la muestra de sexo femenino con una ratio ligeramente menor del 2:1 planteado por Ericson y Kurol30 o del 78,9% en los resultados obtenidos por Walker en 200531, como se muestra en la Figura 4. Todos los autores consultados, obtienen resultados similares a los planteados en los artículos clásicos, con una ratio de 2:1 aproximadamente. Dicha ratio se ha asociado desde hace años a la densidad poblacional, a la secuencia eruptiva y al crecimiento óseo temprano en el sexo femenino. En cuanto a la trayectoria de desviación del canino, el 65% de éstos estaban situados por palatino, valor inferior al planteado por otros autores como Walker o Ericson y Kurol, con porcentajes de inclusión por palatino del 80% y 91% respectivamente30,32. En la muestra seleccionada por Abdel-Salam en 2012, el porcentaje de inclusiones por palatino fue del 78%33 como se muestra en la Figura 5. Como podemos confirmar en la Figura 4, todos los autores coinciden en que el desplazamiento del canino hacia palatino es más frecuente en pacientes caucásicos. Todas las muestras tomadas para la confección de la Figura 4 son referidas a pacientes caucásicos, afroamericanos o africanos. Si nos referimos a la población asiática, hay una mayor predisposición a la inclusión por vestibular frente a la palatina, hecho que no parece tener causa aparente que lo explique34. Por último, basándonos en la lateralidad de la inclusión, en
el presente estudio se obtuvieron valores de 67,86% para impactaciones unilaterales, valores similares a los obtenidos por Da Silva-Santos35, claramente menores a los obtenidos por Dachi36 en el año 1961 y recopilado por Bishara20 en 1992 como refleja la Figura 6. Cuando hablamos de los caninos incluidos los valores obtenidos son similares a los obtenidos por Alqerban. Para la distancia de la cúspide del canino a la línea media, Alqerban obtuvo un valor medio de 9,60 mm mientras que, en nuestra muestra, la media obtuvo un valor medio de 7,62 mm. Si hablamos de la distancia del canino incluido al plano oclusal, los datos de Alqerban nos dicen que hay una distancia media de 10,60 mm frente a los 12,67 mm de nuestra muestra. Por su condición y su trayectoria eruptiva, el canino maxilar supone un factor de riesgo mayor en la reabsorción radicular del incisivo lateral, por lo que su diagnóstico precoz no solo radica en evitar la inclusión del canino, sino que también juega un papel importante en evitar la lesión del incisivo lateral. Tal y como demostró Stivaros en su estudio del año 2000, el 2,3% de los caninos desvían su erupción en una posición más alta de lo normal, siendo este un factor de riesgo y un indicador de reabsorción de la raíz del
incisivo lateral37. El presente estudio prueba que, comparado con el método en dos dimensiones, el CBCT nos aporta información e imágenes claras de la posición intraósea, la inclinación, la morfología del diente incluido así como la proximidad y relación del canino maxilar impactado con varias estructuras anatómicas y dilaceraciones radiculares que no pueden ser detectadas con el método radiográfico en 2D, tal y como afirmaron Chen, Sawamura y Walker en sus estudios previos32, 38, 39. Tal y como hemos mencionado en el apartado de resultados y siguiendo como referencia las líneas y medidas planteadas por Alqerban y trasladadas a una ortopantomografía, la diferencia es estadísticamente no significativa p>0,05 lo que nos indica que la medición lineal realizada en un CBCT o en una ortopantomografía aportaría los mismos resultados. Los datos deben ser estudiados en una muestra de mayor tamaño para ser representativa, ya que la amplitud de la muestra no es comparable a la de otros autores mencionados en este trabajo. Aunque los avances diagnósticos en el procesamiento de las imágenes de los últimos años con el CBCT suponen un gran avance en odontología y en este caso, en ortodoncia, es necesario realizar una individualización de los casos para elegir el método diagnóstico ideal para cada paciente. La elección del tipo de método radiográfico a utilizar dependerá del tipo de tratamiento a realizar. Con los nuevos avances, la técnica en tres dimensiones nos permite seleccionar regiones concretas de la cara minimizando así la cantidad de radiación. Estos avances suponen un arma de doble filo a la hora de actualizar los protocolos y los sistemas, ya que es necesario que los clínicos actualicen sus conocimientos sobre la tercera dimensión para así ofrecer a los pacientes un tratamiento y un diagnóstico óptimo40.
En la evaluación de la posición lineal del canino maxilar incluido, la ortopantomografía aporta información suficiente para la planificación inicial del caso, sin dar información clara sobre la relación del canino con respecto a las estructuras adyacentes. Sin embargo, el CBCT sigue siendo el método de elección en el diagnóstico de la posición lineal y angular del canino maxilar incluido. El presente estudio supone una primera fase en el diagnóstico y planificación del tratamiento, siendo necesario introducir medidas angulares para determinar el grado de inclusión del canino maxilar, así como para predecir la dificultad de tratamiento.
Andrews L. The six keys to normal occlusion.
Am J Orthod 1972; 62 (3): 296-309.
Clark J, Evans R. Functional occlusion. A
review. J Orthod 2001; 28 (1): 76-81.
Kraus B, Jordan R, Abrams L. Anatomía
dental y oclusión. : Lippincott Willams and
Wilkins 1969.
Ericson S, Kurol J. Radiographic of ectopically
erupting canines. Am J Orthod
Dentofacial Orthop 1987; 91 (6): 483-492.
Cramer HC. Dental survey of one thousand
adult males: A statistical study correlated
with physical and laboratory findings.
J Am Dent Assoc 1929; 16: 122.
Mead SV. Incidence of impacted teeth. Int
J Orthod 1930; 16: 885-890.
Dachi SF, Howell FV. A survey of 3.874
routine full-mouth radiographs. A study
of impacted teeth. J Oral Maxillofac Surg
1961; 14 (10): 1165-1169.
Thilander B, Jakobsson S. Local factors in
impaction of maxillary canine. Acta Odontol
Scand 1968; 26 (2): 145-168.
Thilander B, Myrberg N. The prevalence
of malocclusion in Swedish schoolchildren.
Scand J Dent Res 1973; 81: 12-21.
Aitasalo K, Lehtinen R, Oksala E. An orthopantomographic
study of prevalence
of impacted teeth. Int J Oral Surg 1972; 1
(3): 117–120.
Ericson S, Kurol J. Radiographic assessment
of maxillary canine eruption in children
with clinical signs of eruption disturbance.
Eur J Orthod 1986; 8 (1): 133-140.
Ericson S, Kurol J. Early treatment of
palatally erupting maxillary canines by
extraction of the primary canines. Eur J
Orthod 1988; 10 1(): 283-295.
Ericson S, Kurol J. Resorption of maxillary
lateral incisor caused by ectopc eruption
of the canines. A clinical and radiographic
analysis of predisposing factors. J Orthod
Dentofac Orthop 1988; 4: 503-513.
Jacoby H. The “ballista spring” system for
impacted teeth. Am J Orthod 1979; 75:
143-151.
Gaulis R, Joho JP. Parodonte marginal
de canines superieures incluses: Evaluation
suite a differentes methodes d’acces
chimrgical et de systeme orthodontique.
Rev Med Suisse 1978; 88: 1249-1261.
Stivaros N, Mandall NA. Radiographic
factors affecting the management of impacted
upper permanent canines. J Orthod
2000; 27 (2): 169-173.
Rimes RJ, Mitchell CN, Willmot DR. Maxillary
incisor resorption in relation to the
ectopic canine: a review of 26 patients.
Eur J of Orthod 1997; 19: 79-84.
Syrynska M, Budzynska A. The incidence
of uni-and bilateral impacted maxillary
canines and their position in dental arch
depending on gender and age. Ann Acad
Med Stetin 2008; 54 (2): 132-137.
Gashi A, Kamberi B. Ademi-Abdyli R. The
incidence of impacted maxillary canines
in Kosovar population. Int Sch Res Notices.
2014; 1: 1-4.
Bishara S. Impacted maxilary canines.
Am J Orthod Dentofacial Orthop 1992;
101 (2): 159-171.
Cooke J, Wang HL. Canine Impactions:
Incidence and Management. Int J Periodontics
Restorative Dent 2006; 23 (5):
483-491.
Manne R, Gandikota C, Juvvadi SR. Impacted
canines: etiology, diagnosis, and
orthodontic management. J Pharm Bioallied
Sci 2012; 4 (2): 5234-5238.
Yadav R, Shrestha BK. Maxillary Impacted
Canines: A Clinical Review. Orthod J
Nepal 2013; 3 (1): 63-68.
Shirazi Z, Kjaer I. Is the Etiology Behind
Palatal Unilateral and Palatal Bilateral
Maxillary Canine Ectopia Different? Dent
Hypotheses 2018; 9 (1): 3-10.
Montelius GA. Impacted teeth. A comparative
study of Chinese and Caucasian
Dentitions. J Dent Res 1932; 12: 931.
Oliver RG, Mannion JE, Robinson JM.
Morphology of the maxillary lateral incisor
in cases of unilateral impaction of the
maxillary canine. Br J Orthod 1989; 16:
9-16.
Kramer RM, Willams AC. The incidence of
impacted teeth. A suvery at Harlem Hospital.
Oral Surg Oral Med Oral Pathol Oral
Radiol Endod 1970; 29 (2): 237-241.
Peck S, Peck L, Kataja M. The palatally
displaced canine as a dental anomaly of
genetic origin. Angle Orthod 1994; 64:
249-256.
Alqerban A. Comparision of two CBCT
systems VS panoramic imagin for localization
of impacted. Eur J Orthod 2011; 33:
93-110.
Ericson S, Kurol J. Radiographic of ectopically
erupting canines. Am J Orthod
Dentofacial Orthop 1987; 91 (6): 483-492.
Walter L. Three-dimensional localization
of maxilary canines with CBCT. Am J Orthod
Dentofacial Orthop 2005; 128 (4):
418-23.
Walker L, Enciso R, Mah J. Three-dimensional
localization of maxillary canines
with cone-bem computed tomography.
Am J Orthod Dentofacial Orthop 2005;
128: 418-423.
Abdel-Salam E, El-Badrawy A, Tawfik AM.
Multi-detector dental CT in evaluation of
impacted maxillary canine. Egypt J of Radiol
Nucl Med 2012; 43 (4): 534.
Oliver R, Mannion J, Robinson J. Morphology
of the maxillary lateral incisor in cases
of unilateral impactation of the maxillary
canine. Br J Orthod 1989; 16: 9-16.
Da Silva-Santos L, Bastos LC, Olveira-
Santos C. CBCT findings of impacted
upper canines. Imaging Sci Dent 2014;
44: 287-292.
Dachi SF, Howell FV. A survey of 3.874
routine full-mouth radiographs. A study of
impacted teeth. Oral Surg Oral Med Oral
Pathol Oral Radiol Endod 1961; 14 (10):
1165-1169.
Stivaros M. Radiographic factors affecting
the management of impacted upper permanent
canines. J Orthod 2000; 27: 169-
173.
Sawamura T, Minowa K, Nakamura M.
Impacted teeth in the maxillr: usefulness
of 3D Dental-CT for preoperative evaluation.
Eur J Radiol 2003; 47: 221-226.
Chen Y, Duan P, Chend Y. Three dimensional
spiral computed tomographic imging:
a new approach to the diagnosis
and treatment planning of impacted teeth.
Am J Orthod Dentofacial Orthop 2006;
130: 112-116.
Ferrario S. Dal 2D al 3D nella diagnosi e
pianifiazione terapeuticaa dei canini mascellaai
inclusi. Eur J Oral Implantol 2012;
11 (5): 96-107.
Vayá Fernández-Ladreda,
Alberto.
Licenciado en Odontología por la
Universidad Alfonso X el Sabio.
Máster Ortodoncia Avanzada por
la Universidad Europea de Madrid.
De la Cruz Vigo, Susana
Doctora en Odontología. Profesora
del máster de Ortodoncia Avanzada
de la Universidad Europea
de Madrid.